En las instalaciones por radiadores necesitamos una fuente de energía. Las más usadas suelen ser el gas natural, el propano, la electricidad, los pellets…
Esta fuente de calor será la encargada de calentar el agua que circula por los tubos que llegan hasta los radiadores. Una vez allí, el radiador desprende ese calor al ambiente, calentando de esta manera cualquier habitación.
El agua está en continua circulación, volviendo desde los radiadores a la caldera para calentarse otra vez. En estas instalaciones los tubos suelen ir empotrados, aunque es bastante habitual encontrarlos a la vista cuando se trata de instalaciones que por su dificultad no permiten ir empotrados.
Los radiadores más utilizados son los de aluminio. No necesitan de mantenimiento, salvo la extracción de aire que debemos realizar si notamos que no calientan como deberían.